Dice un conocido dicho latino "Aurea Mediocritatis", en su traducción al español "Dorada medianía"; es decir, en el medio está la virtud. Todo es bueno en su justa medida.
Basándonos en estas palabras de los romanos (que eran unos tíos muy sabios) todo lo que se escape de la moderación, es una aberración o por lo menos es sumamente aborrecible.La religión, no podía ser menos; más aún, es algo que tenemos que comentar en estos tiempos que corren en los que se hacen tantas cosas en el nombre de Dios.... (si levantara la cabeza..... ¡Qué diría!).
Los extremismos o fanatismos religiosos es algo con lo que hay que convivir y que existe entre los hombres desde hace muchos siglos.... Ya en la Edad Media con la Inquisición se pudo ver el poder que tiene la religión en sobre llas personas con todos aquellos asesinatos en nombre de Cristo y de la religión cristiana.
Actualmente todas las religiones tienen sus versiones "hard": el crisitianismo, el islam, el judaísmo, el budismo, etc... en todas ellas siempre hay gente que lleva más allá sus creencias, que quiere "convencer" de una manera claramente errónea a los demás de que lo suyo es lo mejor (hace mucho tiempo que concluyeron las misiones evangelizadoras... alhamdulillah).
En ese punto en el que un solo aspecto de tu vida la ocupa entera y sólo vives para eso, en ese punto (justo ahí) es donde tienes que darte la vuelta, retroceder y pensar en ese dicho que decían los latinos (que eran unos tíos muy sabios); si no, a partir de ese punto tu realidad se distorsiona y vives en una realidad paralela que se escapa de toda lógica y en la cual pierdes conexión con la cotidianidad humana. Pasas a ser un peligro social, un marginado incapaz de convivir en armonía con el resto de la humanidad.
Entonces es cuando podemos hablar del peligro de los fanatismos (religiosos porque es el tema que nos ocupa), y de muchos de los problemas que nos atacan en la sociedad actual que se derivan de uno u otro tipo de fanatismo.
Todos tenemos que saber diferenciar bien dónde llega nuestra libertad y dónde comienza la de los demás. La religión forma parte de nosotros es algo que ayuda a las personas a seguir adelante, a tener convicción; pero a la vez también es un elemento de control de la gente que no saben llegar hasta ese punto y volverse... y pensar, y reflexionar. De aquellos (no tantos afortunadamente aunque cada vez más...) que están distanciados del resto, que son inadaptados que hacen en nombre de Dios autenticas barbaridades que no tienen nada que ver con aquel Dios es amor que estudié cuando era pequeño; o ese Dios es la luz que estudie en la facultad.
Óscar Rodríguez C1.1
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4 comentarios:
El fanatismo religioso
Si queremos dar un sinónimo al concepto religión sin destacar entre sus orígenes geográficos, etnológicos, sus épocas respectivas, no podemos, a mi opinión encontrar una palabra mas adecuada que la paz. Esta paz que es destinada en primer lugar a la persona si misma y a través elle a todas las personas que la rodean en una comunidad o sociedad.
Por eso el fanatismo, o el extremismo o el integrismo religioso no puede ser que una forma patológica y desviada de la religión.
Si intentamos analizar algunos movimientos que reflejan presentan unas formas de integrismo, vamos a encontrar que empiezan, en sus apariencias, como reformadores de la manera de ver y de practicar la religión, pero terminan como movimientos que aspiran a ciertas posiciones sociales y políticas. La religión se vuelve como uno instrumento de influencia y de poder de atracción hacia la población.
Además, el estado más peligroso del fanatismo religioso se manifiesta cuando esas organizaciones religiosas funcionarían según una lógica de mafia, es decir, en el tiempo donde los miembros pierden sus independencias respectivas de reflexionar y de actuar, y se transforman en unos objetos ejecutores entre unas manos que no están siempre básicamente religiosos ni sanos.
Al final pienso que la mejor medida de considerar una religión es de la ver como unas reglas de coordinación social, delante aquellas cada uno tiene libertad, propia conciencia y responsabilidad hacia los demás.
Después todo, la religión es el asunto de fe y de relaciones directas entre el ser humano y su creador, que solo las profetas tuvieron la responsabilidad de asegurar la intermediación.
Otmane Laazouzi
C1.1
Se puede hablar de casos de fanatismo cuando se trata de defender con tenacidad y apasionamiento creencias e opiniones que pueden ser de carácter religioso, social, político, etc. En mi opinión, el fanatismo puede no presentar peligro cuando la libertad y los derechos de los demás están respetados y sobre todo cuando se nota un reconocimiento de la existencia de diferencias en opiniones, civilizaciones, tradiciones, culturales, creencias, etc. Es decir, cuando un dialogo civilizado está establecido y mantenido entre los seres humanos. Sin embargo, se ha observado que el fanatismo puede generar violencia cuando se trata de defender ciegamente o con obsesión exagerada ideas fijas e indiscutibles, sobre todo en el ámbito de la religión hasta un punto de perjudicar a los demás. Eso puede ser debido a la existencia de diferentes sectas o movimientos religiosos que laboran para la difusión de tales ideas rechazando la comunicación y el dialogo. De hecho, todo podrá pasar sin perjuicio si los límites de la práctica de una religión y también los de la libertad humana están respetados.
Fanatismo
Es evidente que ninguna mente sensata defendería el fanatismo como actitud propia del ser humano civilizado. Identificamos el fanatismo con la ceguera intelectual, con la incapacidad de valorar y sopesar los variados aspectos de la realidad.
El fanático no escucha, no razona, no produce diálogo. La mayoría de los cristianos no viven como fanáticos. Ni la mayoría de los musulmanes tampoco, ni la de los herederos de las ideologías históricas de occidente.
A pesar de ello, la historia ha escrito muchos de sus renglones con palabras tintadas de fanatismo, adjetivadas de manera diversa: religiosa, ideológica, bélica, económica. Momentos, lugares y grupos en los que la pasión y el exceso han hecho mella, enturbiando la transparencia de las ideas y de los vínculos, de los sentimientos y las creencias.
Casi siempre se ha optado por relacionar el fanatismo con estas realidades en lugar de buscar sus raíces allí donde se hunden: en la ignorancia, en la explotación, en la incultura y el desarraigo. En lugar de remediar las causas que lo producen, se ha optado por instrumentalizarlo en favor de determinadas opciones políticas, religiosas o estratégicas.
hoy, asistimos al desarrollo de una peligrosa visión del fanatismo religioso, atribuida al Islam por los medios de comunicación de masas, incluso con el apoyo de algunos intelectuales e instituciones académicas internacionales.
La imagen dominante en los medios de comunicación es muy tendenciosa en todo aquello que se refiere al Islam y a los musulmanes, provocando en la mayoría de los casos una asociación inmediata entre fanatismo e Islam. Estos mismos medios presentan al Islam como enemigo de la democracia, sin preocuparse en diferenciar las formas políticas de gobierno en los países de mayoría musulmana de lo que son estrictamente principios islámicos.
Se confunden las prácticas culturales con las prescripciones del Corán y de la Tradición, de la Sunnah.
Todas estas ideas y tópicos, procedentes de la cantera orientalista, nutren la visión que los medios de comunicación nos ofrecen de manera cada vez más convincente y realista.
En innumerables hadices se exhorta a los creyentes a la moderación en la observancia de los preceptos religiosos, recomendándose siempre las actitudes intermedias.
Con esto, no pretendo decir que no existan actitudes fanáticas entre los musulmanes, o que el Islam sea un modo de vivir que hace imposible el fanatismo. No. El fanatismo, la pasión exagerada y la irracionalidad, son actitudes humanas que pueden surgir en cualquier tiempo y lugar. Evidentemente, existen visiones diferentes del mundo, distintas ideologías y cosmogonías, y unas pueden ser más proclives que otras a favorecerlas. El Islam condena el fanatismo. Y sin embargo siguen asociándose ambas realidades en la imaginería de nuestro tiempo.
Existen momentos en la historia de los musulmanes en los que el fanatismo ha hecho su aparición en las comunidades. Unas veces por la utilización que se hacía de la religión con una finalidad política extraislámica, otras por las condiciones de vida en que se encontraban determinados grupos humanos.
El Islam es un camino de paz, tolerancia y respeto.
NAIMA BELAYACHI C1.1
cuando hablamos del fanatismo religioso como una convicciòn o un eleje personal que no molesta ni toca a la libertad de los demàs de una manera o de otra, respetando las otras religiones y conviviendo con personas de diferentes creencias,podemo acceptarlo y debimos respectarlo. sin embargo, si se trata de un movimiento que utilisa la religiòn como un medio para influir sobre las mentalidades , difusir ideas propias, rechazando el dialogo y la comunicaciòn. ademàs, se dan el derecho de perjudicar a los demàs ,y pasan facilamente a la violencia al nombre de dios, en este caso tenemos el derecho de combatir este tipo de fanatismo que tiene como objetivo la llegada "al poder".
amal C1.1
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